Un viaje en un bus de cercanías, un pequeño trayecto de no más de 20 minutos. Una ciudad rodeada de agua que me permite perder la mirada en ella y reflexionar sobre todo lo que ocupa mi mente. Estaba viajando en un sueño de historias instantáneas creadas por mi, pero a veces, lo que hace falta es lo que me pasó en ese momento...un camión se sale de su carril pasando demasiado cerca del bus donde yo me encontraba, que a su vez iba por un puente con un simple quita-miedos de barrera que debería impedir que el bus en ese momento se volcara hacia el agua. Puede ser cosa del destino que el conductor hiciera una maniobra impredecible y que ninguna vida acabara en ese momento. Todo esto pasó en menos de 3 segundos, mientras yo iba inmersa en mis pensamientos, y me desperté, o mejor dicho, me despertó percatándome de la realidad.
Una buena bronca por parte de tus padres, un guantazo de tus amigas, o una charla intensa de tu pareja, da los mismos resultados que el camión, te hacen darte cuenta de lo que realmente pasa a tu alrededor para que dejes de vivir una vida de engaño, paralela.
Igual a eso se refieren cuando nos hablan de madurez, darnos cuenta de nuestros errores, de reflexionar y dejar de construir y programar cómo queremos que pase todo y solo dejarnos llevar pero siempre con cabeza hacia la realidad.
La tua ragazza. La tua scrittrice.
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