domingo, 14 de abril de 2013

Página 8 Capítulo 1


En otro lugar…
Los días pasan como si fuesen segundos. Las temperaturas comienzan a bajar, el cielo está oculto por un manto de nubes grises y espesas. Aún no han caído las primeras gotas que llevan esperando los parisinos durante toda la semana, pero el pequeño apartamento a las afueras de la ciudad, transmite la sensación de días y días de tormentas.
Judith no sale de su habitación. No puede soportar vivir sola, tras la pérdida de su amiga, quiere estar con ella y con nadie más.
Vuelve a sentir cómo vibra su almohada. Otro mensaje en el móvil.
<<Serán más sms de nuestras compañeras, dándonos el pésame. Qué estúpida costumbre ¿verdad?>>
No sale ningún sonido de su boca, simplemente piensa, como si Vicky la pudiera escuchar.
Todo está desordenado, cajas de pizza, envases de comida china, paquetes de ganchitos, patatas fritas… tirados en el suelo, el sofá lleno de manchas de grasa y la televisión encendida durante todo el día, transmitiendo una película tras otra. Solo cogió la fregona para limpiar los restos de sangre que la policía se dejó tras aparecer en su apartamento, cuando Joseph se entregó afirmando haber matado a su novia.
A Judith realmente, cuando estuvo presente en el juicio, no le cuadró que aquel chico confirmara ser el asesino y que no se acordara de cómo la mató. “En su sangre hay estupefacientes. ¿Cuándo se drogó?” Aquella pregunta jamás fue contestada.
<<Confirma ser el asesino, no se acuerda de nada, pero no está en la cárcel porque… el cuerpo de Vicky desapareció cuando volvimos a casa. No hay cuerpo, no hay delito. ¿Quién se llevó el cuerpo?>>
Es el pensamiento que se repite en la mente de Judith todos los días. Preguntas sin respuestas. Ni siquiera puede darle un adiós como se merece a su amiga.
Lleva mucho tiempo sin dormir bien, despertándose sobresaltada a causa de las pesadillas en las que siempre aparece Vicky aporreando su puerta mientras grita desesperada. Han comenzado las clases de la universidad y tampoco ha ido, ni siquiera ha abierto la puerta de su casa las ocho veces que han llamado en 6 días. En su móvil tiene muchas llamadas sin contestar y decenas de mensajes sin abrir.
<<Ahora mismo necesitaría a una madre que me diera un abrazo. Lamentablemente, nunca la he tenido y nunca la tendré.>>

lunes, 1 de abril de 2013

Página 7 Capítulo 1


En otro lugar…
Todo lo que se puede contemplar es brillo y luz. Algún que otro charco hay por los adoquines debido a las traviesas lluvias veraniegas, que actúan como espejos luminosos.
Está sentada en el capó del mini cooper beige esperando a que baje mientras hojea una revista de moda, aunque realmente no le presta atención, pues piensa en cómo van a decorar ahora la casa que tiene un nuevo inquilino. No está segura de que haya sido la mejor opción, y reflexiona sobre cómo pasarán los días ahora que vive con él. Una sonrisa pícara se le dibuja en el rostro.
De repente mira hacia la ventana del pequeño edificio que está al lado del coche, y un zapato impacta en la acera a pocos centímetros de ella. Seguidamente una bolsa abierta de ropa cae de nuevo haciendo que Lia se aparte a toda prisa. Vuelva a mirar hacia arriba y ve a Anna asomada.
-¿¡Y esa quién es!?-Grita histérica.
-Eh sin faltar, que solo soy…-Se queda paralizada cuando ve que estaba a punto de tirar un ordenador portátil.
-¡Corre! Que está loca.-Nacho sale a toda prisa de la oscuridad del portal con las manos llenas de libros, camisetas, zapatos…
Su amiga recoge la bolsa que estaba en el suelo y la mete en el coche sacando al mismo tiempo las llaves para arrancar y que les dejen de llover más prendas de ropa.
Unos metros más adelante, ambos pueden observar la vespa del chico en el suelo con los espejos rotos y el sillín arañado.
-No creo que haya sido un ladrón.-Lia sonríe para calmar un poco el ambiente.
-No es una mujer, es una víbora. ¿Cómo se puede tomar tan mal unos simples cuernos?
-Bueno… no le suele agradar que su novio se acueste en su cama con su hermana.-Ella lo mira de reojo para ver si se ha percatado del acento que le ha puesto a cada “su”.
-Igual me he pasado un poco, aunque esta relación tampoco iba a ninguna parte.
-Pero, ¿no te das cuenta que posiblemente hayas destruido no solo tu relación, que es obvio, sino la de dos hermanas?
-Su hermana me sedujo.
-Deja de excusarte. O mejor aún, cállate ya. Me he jugado la vida por ti, ¿ y si me llega a caer el portátil o la bolsa en la cabeza?
-Te habrías desmayado y yo te despertaría con un beso apasionado de amor.
Se miran y comienzan a reír mientras ella sigue conduciendo hacia su casa, que será el nuevo hogar de dos buenos amigos que pretenden que su amistad dure para siempre, pero no es seguro que eso vaya a ser posible, aunque ellos no lo saben.