domingo, 14 de abril de 2013

Página 8 Capítulo 1


En otro lugar…
Los días pasan como si fuesen segundos. Las temperaturas comienzan a bajar, el cielo está oculto por un manto de nubes grises y espesas. Aún no han caído las primeras gotas que llevan esperando los parisinos durante toda la semana, pero el pequeño apartamento a las afueras de la ciudad, transmite la sensación de días y días de tormentas.
Judith no sale de su habitación. No puede soportar vivir sola, tras la pérdida de su amiga, quiere estar con ella y con nadie más.
Vuelve a sentir cómo vibra su almohada. Otro mensaje en el móvil.
<<Serán más sms de nuestras compañeras, dándonos el pésame. Qué estúpida costumbre ¿verdad?>>
No sale ningún sonido de su boca, simplemente piensa, como si Vicky la pudiera escuchar.
Todo está desordenado, cajas de pizza, envases de comida china, paquetes de ganchitos, patatas fritas… tirados en el suelo, el sofá lleno de manchas de grasa y la televisión encendida durante todo el día, transmitiendo una película tras otra. Solo cogió la fregona para limpiar los restos de sangre que la policía se dejó tras aparecer en su apartamento, cuando Joseph se entregó afirmando haber matado a su novia.
A Judith realmente, cuando estuvo presente en el juicio, no le cuadró que aquel chico confirmara ser el asesino y que no se acordara de cómo la mató. “En su sangre hay estupefacientes. ¿Cuándo se drogó?” Aquella pregunta jamás fue contestada.
<<Confirma ser el asesino, no se acuerda de nada, pero no está en la cárcel porque… el cuerpo de Vicky desapareció cuando volvimos a casa. No hay cuerpo, no hay delito. ¿Quién se llevó el cuerpo?>>
Es el pensamiento que se repite en la mente de Judith todos los días. Preguntas sin respuestas. Ni siquiera puede darle un adiós como se merece a su amiga.
Lleva mucho tiempo sin dormir bien, despertándose sobresaltada a causa de las pesadillas en las que siempre aparece Vicky aporreando su puerta mientras grita desesperada. Han comenzado las clases de la universidad y tampoco ha ido, ni siquiera ha abierto la puerta de su casa las ocho veces que han llamado en 6 días. En su móvil tiene muchas llamadas sin contestar y decenas de mensajes sin abrir.
<<Ahora mismo necesitaría a una madre que me diera un abrazo. Lamentablemente, nunca la he tenido y nunca la tendré.>>

lunes, 1 de abril de 2013

Página 7 Capítulo 1


En otro lugar…
Todo lo que se puede contemplar es brillo y luz. Algún que otro charco hay por los adoquines debido a las traviesas lluvias veraniegas, que actúan como espejos luminosos.
Está sentada en el capó del mini cooper beige esperando a que baje mientras hojea una revista de moda, aunque realmente no le presta atención, pues piensa en cómo van a decorar ahora la casa que tiene un nuevo inquilino. No está segura de que haya sido la mejor opción, y reflexiona sobre cómo pasarán los días ahora que vive con él. Una sonrisa pícara se le dibuja en el rostro.
De repente mira hacia la ventana del pequeño edificio que está al lado del coche, y un zapato impacta en la acera a pocos centímetros de ella. Seguidamente una bolsa abierta de ropa cae de nuevo haciendo que Lia se aparte a toda prisa. Vuelva a mirar hacia arriba y ve a Anna asomada.
-¿¡Y esa quién es!?-Grita histérica.
-Eh sin faltar, que solo soy…-Se queda paralizada cuando ve que estaba a punto de tirar un ordenador portátil.
-¡Corre! Que está loca.-Nacho sale a toda prisa de la oscuridad del portal con las manos llenas de libros, camisetas, zapatos…
Su amiga recoge la bolsa que estaba en el suelo y la mete en el coche sacando al mismo tiempo las llaves para arrancar y que les dejen de llover más prendas de ropa.
Unos metros más adelante, ambos pueden observar la vespa del chico en el suelo con los espejos rotos y el sillín arañado.
-No creo que haya sido un ladrón.-Lia sonríe para calmar un poco el ambiente.
-No es una mujer, es una víbora. ¿Cómo se puede tomar tan mal unos simples cuernos?
-Bueno… no le suele agradar que su novio se acueste en su cama con su hermana.-Ella lo mira de reojo para ver si se ha percatado del acento que le ha puesto a cada “su”.
-Igual me he pasado un poco, aunque esta relación tampoco iba a ninguna parte.
-Pero, ¿no te das cuenta que posiblemente hayas destruido no solo tu relación, que es obvio, sino la de dos hermanas?
-Su hermana me sedujo.
-Deja de excusarte. O mejor aún, cállate ya. Me he jugado la vida por ti, ¿ y si me llega a caer el portátil o la bolsa en la cabeza?
-Te habrías desmayado y yo te despertaría con un beso apasionado de amor.
Se miran y comienzan a reír mientras ella sigue conduciendo hacia su casa, que será el nuevo hogar de dos buenos amigos que pretenden que su amistad dure para siempre, pero no es seguro que eso vaya a ser posible, aunque ellos no lo saben.

viernes, 29 de marzo de 2013

Página 6 Capítulo 1


2 años antes…
Está nerviosa, no conoce a nadie ya que es su primer curso en periodismo, aunque piensa que, obviamente, también es el primero de los demás. En el acto de presentación se sienta al lado de una chica rubia, llamativa, demasiado maquillada para ir a clases. Las horas le parecen eternas, incluso se evade pensando en si alquilar un piso en el segundo curso o seguir en la residencia de estudiantes, en qué ponerse esa noche para la fiesta de principio de curso y en que tiene que deshacer todas las maletas que tiene tirada en el suelo de su habitación…¿conocerá a alguien antes de que terminara el día?
Siempre ha sido muy extrovertida pero un poco nerviosa, por lo que no le será muy difícil conocer a gente nueva. Es una chica divertida, inteligente y guapa, y aun así no quiere saber nada de hombres, solo disfrutar del día a día con sus libros y con sus paseos en bicicleta, pues sus amigas se quedaron en Toulouse cuando se mudó por su carrera.  
De repente, mientras mira a un punto fijo sin percatarse de lo que sucede a su alrededor, un guantazo en el brazo la despierta de su evasión.
-¡Ay!-Exclama frotándose desde el antebrazo de forma exagerada-¿Qué pasa?
La chica que estaba a su lado comienza a reírse lo más silenciosa posible con una mano tapándose la boca para que no la miraran como a su compañera, que al gritar todas las miradas de la sala se posaron en ella.
-Soy Vicky, encantada. Perdona por el guantazo pero es que te estaba hablando y no me hacías caso.
-No te preocupes, yo me llamo Judith y no conozco a nadie, como tú supongo, aunque si andas pegando a la gente nada más conocerla no me extrañaría que huyeran de ti y siguieras sin conocer a gente-Las dos se miran serias y de repente sueltan una carcajada. En ese momento, un chaval se gira y se fija en el escote de la chica rubia, que ésta le responde levantando su dedo corazón y haciendo que Judith la mirara sorprendida riéndose por lo bajo.
-¡Qué poca vergüenza! No soporto a los tíos como él.- Vicky se recuesta sobre el sillón poniendo los pies en el de delante, mientras el director de la universidad seguía hablando sobre las salidas profesionales que tenían las distintas carreras de aquella universidad.-¿Vas a la fiesta de esta noche?
-Sí, estaba pensando qué ponerme. Por cierto, parece que estás un poco…loca, pero me caes bien, ¿tienes compañera de habitación en la residencia?

Así es como dos chicas desconocidas entablan una repentina amistad que lamentablemente, sólo durará dos años de sus vidas. 

jueves, 28 de marzo de 2013

Maldita distancia

Ahora mismo me encuentro haciendo uno de mis hobbies favoritos...estoy sentada de noche en la playa, mientras comienza la primavera aunque parece que aún le queda mucho por manifestarse, pues el frío inunda mi piel, se introduce en mis huesos, mientras las lágrimas recorren mis mejillas sonrosadas.
La marea está vacía, huele muchísimo a mar, o eso supongo ya que este llanto es la causa que me impide oler otra cosa que no sea su perfume.
Pienso y me siento como Pablo Neruda, puedo escribir los versos más tristes esta noche. 
Como el fallo que todo ser humano comete, cuando se está triste, en vez de reunir todos los pensamientos que me hagan seguir adelante, recuerdo los momentos que he vivido junto a él, en cualquier lugar... situaciones en los que mi felicidad rebosaba.
Pero ahora nada de esto podré volver a revivirlo en demasiado tiempo, ya no está. Se fue. Se encuentra a muchos kilómetros de mí. Maldita distancia. 
<<Te amo pequeña.>>
¿Podrá esa declaración soportar el peso de todo lo que nos separa? ¿Me olvidará?
Solo quiero su felicidad, y sé que él no es feliz sin mí, pero pasan los años y hay responsabilidades que el amor no puede comprar. 
Pero no dudo que aquí, haciéndome un hueco entre millones de granitos de arena voy a estar, recordándole, pensándole, amándole, hasta que, mis lágrimas por su ausencia se hagan un camino hasta unirse con el mar y que alguien pueda distinguirlas, que las estrellas que ahora mismo estoy observando se conviertan todas en haces de luz...o simplemente, esperaré aquí, en mi playa, hasta que sus manos toquen mi espalda, me abracen y  aquellos ojos verdes infinitos que me enamoraron vuelvan a conquistar mi alma con su simple mirada.

La tua ragazza. La tua scrittrice.

lunes, 25 de marzo de 2013

Página 5 Capítulo 1


En otro lugar…
Judith se queda durante 10 minutos paralizada, sentada junto al cuerpo inerte de su amiga.  No suelta ninguna lágrima, ha entrado en una especie de estado de shock. Vicky está tal y como la vio al darle la pizza, con una camiseta vieja y unos culotes. Se levanta y observa el papel de la pared arañado, restos de sangre en el suelo, y comienza a seguir el rastro, que rodea toda la entrada de la casa, es decir, el asesinato se produjo allí mismo, donde ella estaba de pie. Un asesinato… aún no se lo cree. Estaban los tres en casa, no escuchó la puerta, aunque estaba dormida. ¿Y si entraron en casa y la mataron? No puede ser. La puerta de casa seguía cerrada y las llaves están puestas. Se ha producido desde dentro a no ser que entraran por la ventana, lo que es muy poco probable. Le acaban de pasar muchas cosas por su mente…imágenes de anoche.
Sale corriendo de su casa pero se para en seco. Piensa seriamente a dónde ir. Tiene dos opciones, la policía o…la casa del novio de su amiga. Nadie sabe nada sobre la muerte. Está furiosa, así que no lo piensa más. Se apresura hacia la residencia de universitarios, necesita saber dónde está el chico.
En vez de coger el metro y hacer dos paradas, decide coger un taxi, cuyo conductor es un hombre mayor que apenas entiende a la chica cuando le dice la dirección, pues está muy nerviosa y las palabras salen disparadas de su boca. Es una persona que tiene las cosas muy claras, y en el momento que se tuercen sus planes se enfurece. La muerte de su amiga obviamente no entraba en sus planes; es racional, hasta que la sacan de quicio, ni histérica, solo tranquila. Pero ahora es una persona totalmente distinta. 
El taxi es antiguo, con las alfombrillas llenas de restos de patatas fritas y los sillones rotos.
Llega a la residencia, que está rodeada de césped verde con flores similar a las fotos que aparecen en internet, todo lleno de color. Muchos estudiantes están tumbados en él, algunos estudiando y otros con botellas de cerveza y algún que otro cigarro.
Judith se dirige hacia la secretaría y le pregunta por el que era novio de su amiga. Ahora agradece que Vicky fuera la típica chica charlatana que cuenta todo sobre su vida personal, ya que así sabe el nombre del chico, Joseph. Se encuentra en la segunda planta, por lo que va por las escaleras tropezando un par de veces. La imagen del cuerpo en el suelo no se le quita de la cabeza.  A medida que se acerca al cuarto del fondo su corazón late más deprisa. Llama a la puerta con un par de golpes. Nadie contesta, Vuelve a llamar. Escucha cómo se cae algo dentro.
-¡Sé que estás ahí! Sal de una vez.- No obtiene respuesta. Vuelve a golpear la puerta, esta vez con más fuerza. Comienza a dar patadas. La habitación de al lado se abre y sale un chico con gafas de pasta preguntándole qué le pasa. Ella ignorándole le da una patada con más fuerza y consigue romper el cerrojo. La puerta se abre y al principio no ve nada. Se mete en la habitación, y ve un cuerpo en posición fetal en el baño. No duda en ir hacia él.
-Joseph, ¿qué te pasa?- En el momento que le ve comprueba que el chico tiene las manos llenas de sangre.-Tú…¡Has sido tú! ¡La has matado!
Judith sale de la habitación dando traspiés, está todo desordenado, pero realmente es porque ella empieza a sentirse desorientada. Pide ayuda, gritando y llorando. Está histérica. El chico de las gafas de pasta ha llamado a la policía. Se tira al suelo, las lágrimas no cesan. Han desalojado a todos los alumnos de esa planta.
-Vicky…-Solo consigue susurrar su nombre.
Empieza a recordar cómo se conocieron el primer día de clase.

sábado, 23 de marzo de 2013

Sólo su felicidad

Mientras me termino de arreglar pienso en lo que nos pasó hace 5 años...
Estaba en su casa esperando a que se terminara de afeitar. Quizás me había arreglado demasiado, pero la ocasión lo merece. ¡Aún no me podía creer que les fuera a confesar que estamos juntos!
Ya nos habíamos quedado a dormir juntos más de una vez, en mi casa, mis padres estaban encantados con él, sabían que era el hombre de mi vida, que me respetaba y no podía estar con nadie mejor. 
Nos presentamos ante sus padres, les cuenta lo nuestro, y al parecer no se lo tomaron muy bien ya que se tuvo que venir a vivir a mi casa.
Una lágrima recorre mi mejilla al recordar todo lo que sus padres le dijeron ese día. No me aceptaron. ¿Sería mi imagen? ¿La primera impresión? No lo creo. En ese momento alguien llama a mi puerta mientras me abrocho los zapatos.
-¿Se puede?- En ese momento mi mente se quedó en blanco.
-Claro, pase.-Mi suegro estaba en la puerta de mi habitación.
-Comprendo que quieras estar con mi hijo, es un chico formidable.
-Lo sé.
-Quiero pedirte disculpas por el trato que os di hace 5 años, a ambos. Os vais a casar y quiero estar presente en la boda de mi niño. Espero que puedas perdonarme ya que solo deseo que todo vaya bien.
Tras la intensa conversación que prosiguió, me llevó en un coche con flores en los laterales hacia el juzgado, mi novio nos vio entrar juntos a su padre y a mí. Él estaba con su madre, con una gran sonrisa dibujada en la cara. Mi suegra se acerca y me dice al oído: "Eres el hombre que consigue la felicidad de mi hijo, y es lo único que pretendo, que pase el resto de su vida feliz."

La tua ragazza. La tua scrittrice.

viernes, 22 de marzo de 2013

Página 3 y 4 Capítulo 1


En otro lugar…
   Cada rincón de aquel sitio tiene una historia, uno de los países con más cultura que se puede visitar. El encanto de las calles, de la gente alegra a cualquier turista. Durante todas las tardes de verano, en una pequeña plaza de Roma, la heladería más antigua de allí abre para que italianos y extranjeros saboreen los deliciosos helados artesanales que prepara la típica anciana regordeta, con el pelo blanco  recogido en un moño bajo, que además no piensa jubilarse por el amor que le tiene a su pequeño negocio. En esa zona de la ciudad, donde se encuentra dicha heladería, todo el mundo se conoce, nadie tiene secretos, o al menos, eso creen.           
   En una de las viejas mesitas de la heladería con una margarita en el centro metida en un jarrón alargado, toman juntos en silencio un helado para dos, una pareja de unos veinte años. Ella con una pamela de paja se mancha la boca con cada cucharada que toma. Él la contempla y se ríe mientras le tiende una servilleta. El sol incide directamente sobre ellos, las gafas negras de Nacho brillan y Lia se limpia mientras se mira reflejada en ellas.
-¿Cómo puedes ser tan decente con algunas cosas y tan desastre con la comida?
Ella se retira algunos mechones dorados que le daban latigazos en la cara a causa de la ligera brisa que corre en ese instante ignorando el comentario de su amigo.
-Nacho, he accedido a tomar un helado contigo sólo porque querías contarme algo. Ahora dime qué quieres. Porque cuando me quieres invitar… un favor me pedirás seguro.
-Verás… he estado pensando que aprovechando que vives sola podría hacerte compañía.
-¿Qué quieres decir? ¿Que vivamos juntos?-No se puede creer lo que le está diciendo e incluso empieza a imaginarse lo desastre que será su pequeño apartamento con Nacho viviendo en su casa, en la habitación de al lado. Tendría todo el baño lleno de camisetas sudorosas del gimnasio, o las zapatillas de deporte con un espantoso olor en el salón, o a una chica distinta cada mañana desayunando en su cocina. No, definitivamente ni se lo quiere pasar por la cabeza.
-Exacto. Te pagaría un alquiler por supuesto. No puedo seguir pagando un motel y mi ex novia no creo que quiera irse de su casa para regalármela.-Con sarcasmo le dedica una sonrisa torcida a la chica rubia.
-Así que lo habéis dejado…
-¿Te alegras? Ya estoy a tu disposición.
-Sí, me alegro por ella. Me pregunto con quién te habrá pillado esta vez en la cama. No te la mereces.-Ambos se miran fijamente. Lia tiene un semblante muy serio, sabe perfectamente que su amigo es un mujeriego y le resulta muy difícil ser fiel a una persona. Piensa que es demasiado egocéntrico, pero inevitablemente sabe que es buena persona y en el fondo no actúa con maldad.
-No me digas esas cosas tan feas. Nos conocemos desde los doce años por eso he pensado en ti.

  La chica empieza a recordar cómo hace muchos años, ese chico llegó nuevo a su clase, volviendo a todas sus amigas locas.
Siempre había sido muy guapa, con una melena larga dorada y los ojos de un tono caqui muy peculiares, y él moreno, con el pelo color avellana y unos ojos enormes miel; hacían la pareja perfecta, eran la envidia de todos los alumnos de su instituto, pero inevitablemente, eran muy amigos, y se conocían demasiado bien como para enamorarse el uno del otro.

Nacho ha tenido muchas novias, casi todas amigas de la chica, y sin ninguna excepción, todas acabaron con el corazón roto.
-Sé que tienes una habitación libre. ¿Por qué no quieres vivir conmigo?
-Porque acabarías acosando a cada amiga que viniera a estudiar conmigo.- Lia dejó la cuchara rosa de plástico sobre la copa de helado y se volvía a limpiar la boca. Acto seguido saca una barra de cacao del bolso y un espejo.
  La nieta de la dueña de la heladería se acerca a su mesa para retirar la copa. Nacho, ignorando las últimas palabras de su amiga, desliza las gafas por su nariz y mira a la camarera. Éste le sonríe y le guiña un ojo, la cual le responde mordiéndose el labio inferior y meneándose de forma exagerada cuando termina de limpiar la mesita baja. Su amiga que ya se había retocado, mira la escena de forma divertida mientras se levanta y se coloca bien el vestido blanco veraniego que deja ver sus piernas morenas.
-Ni si quiera me escuchas cuando te hablo.
-Sí que te escucho, pero te miro y me quedo embobado con tu sonrisa.
-¿Con mi sonrisa o con el trasero de la camarera? ¡Pelota!-Le da un puñetazo en el hombro mientras él pasa su brazo por la cadera de ésta obligándola a caminar juntos y despertando la envidia de todas las chicas que se encuentran en aquella plaza.
-¿Cuándo hago la mudanza?
-Cuando salgas vivo de casa de tu ex novia.- Lia lo mira de reojo mientras se pone las Ray Ban y esboza una sonrisa pícara. Sabe que no puede dejar a su amigo en la calle, o gastándose el dinero mensual que su vieja abuela le da.

Él piensa cómo va a entrar en su casa después de que su ex lo pillara en la cama con su hermana, tal y como había dicho su amiga.
Hace dos noches, Anna, la que era su novia en ese momento, debería haber estado en Florencia, y no en Roma, abriendo la puerta de la habitación donde Nacho estaba con su cuñada. Anna se puso histérica, le tiró un jarrón a su novio a la cabeza que por fortuna lo pudo esquivar a tiempo y acto seguido salió corriendo de su casa con los pantalones en la mano dejando atrás 4 años de relación y el grito de algún que otro insulto de la que ya se convirtió en su ex.


miércoles, 20 de marzo de 2013

Demasiadas espinas

Reconozco que era tu esclava. Lo eras todo para mí. Mi dueño, mi hombre, mi vida. Me prometiste falso amor eterno, y yo caí rendida a tus pies con sólo 15 años.
Fue culpa mía no darme cuenta que las rosas que me regalabas cada mes, tenían espinas.
Respiraba de tu oxígeno, lloraba por tus lágrimas.
"Mi princesa" me llamabas, no sabía que te creías sultán.
"Solamente tú" me la dedicabas, y ahora,  solo una canción.
Razón por la que no me cogías de la mano por la calle. Por la que no me besabas en público. Por la que no dormías conmigo. "No quiero que nuestro amor se desgaste. Soy tímido, me da vergüenza besarte delante de todos".
"Tú eres sólo mía, ningún otro te puede mirar" "No hables con ningún chico" "Las minifaldas son para las putas, y los vestidos ceñidos. Ponte un jersey y entonces podrás salir" "No te maquilles o todos te mirarán por la calle"
No querías que tu amor se desgastara porque ya lo ibas derrochando por ahí con otras.
Pero ahora, he abierto los ojos para pintármelos. He sacado los tacones. Me he puesto el vestido más bonito y ceñido de mi armario. He sacado el rouge para volver mis labios más carnosos.
Una ruptura a tiempo antes de ser tu esclava para toda mi vida, o para simplemente que mi vida te perteneciera., un tequila, una buena noche, y a disfrutar de mis 18 años.

La tua ragazza. La tua scrittrice.

Ahí estás tú

Me acompañas a todos sitios. 
Por la calle cuando voy sola y me aburro, ahí estás tú. 
En la playa tomando el sol, ahí estás tú.
Hago footing, ahí estás tú.
Salgo de fiesta, ahí estás tú.
Me invade mi histerismo...ahí estás tú.
Cuando nadie me entiende, ahí estás tú.
Me siento sola, ahí estás tú.
Necesito consuelo, ahí estás tú.
No quiero escuchar a nadie, ahí estás tú.
No sé lo que quiero, ahí estás tú.
Estoy feliz, ahí estás tú.
Me quiero comer el mundo, ahí estás tú.
Consigo todo lo que quiero, ahí estás tú.
Eres la única que no me importa que esté en todo momento conmigo, que seas tan bipolar, me haces llorar, reír, me das fuerzas...
Eres como una novela de Shakespeare, la primera vez crees que la entiendes a la perfección, pero la segunda y tercera te das cuenta de lo que te quiere decir si realmente lees entre líneas. 
Eso me pasa a mi con tus letras, al principio solo escucho tu ritmo, que es la primera impresión que me llevo de ti, lo que hace que cambie mi estado de humor, luego saboreo y leo tus letras con el oído, y a parte de fascinarme me vuelvo un poquito menos ignorante.
El ritmo que acaricia mi cuerpo cuando cierro los ojos y me dejo llevar por ti.
Las letras recorren mi mente.
La música, no te fallará, siempre tendrás la melodía precisa para cada momento.

La tua ragazza. La tua scrittrice.

martes, 19 de marzo de 2013

Y aquí estoy...

Sentada en el bar donde nos conocimos, donde quisiste invitarme a salir y te rechacé, que al día siguiente volvieras a la misma hora para volver a invitarme y  rechazarte. Así durante 15 días. Yo cada vez más guapa y más arreglada, y tú siempre con ese aire desenfadado tan extremadamente atractivo.
Acepto, me invitas a cenar. Una, dos, tres...copas de champán. Nos encontramos juntos bailando borracha, estamos cada vez más cerca. Me aparto. Me respetas y me llevas a casa.
     Al día siguiente vuelvo a ir al bar, y tu estás allí. Me sonríes y nos vamos en tu moto. En la playa a la que me llevaste, donde nos tumbamos a los pies de la orilla mientras observamos ese hilo naranja en un fondo celeste.
     Una noche de sexo desenfrenado con el agua mojando nuestros pies. Y otra noche más. Y otra más. 
Y 3 meses más. 
3 meses volviendo a mi casa, con los tacones quitados, sujetándolos, andando de puntillas. Entro en la habitación me desmaquillo y me pongo el camisón. 
3 meses sin hacer el amor con mi marido. Desde que llegaste a mi vida. 
3 meses que tú sabías la verdad, aunque yo no te la dijera.
3 meses esperándome.
3 meses para darme cuenta que con  solo una noche en la playa me enamoraste y que estuve equivocada al  pensar que aquel extraño millonario que dormía a mi lado era el hombre de mi vida. Una vida resuelta, con trabajo, dinero, salud...menos amor.
      Y aquí estoy, sentada en el bar donde nos conocimos, maldiciendo  que no te dijera lo que sentía, porque te rechacé, acabé con lo nuestro. Una aventura tonta...eso te dije, eso te creíste. Desapareciste, te alejaste de mí porque es mejor huir cuando te enamoras y te rechazan. Pues no, te quiero, lo dejaría todo, me arrepiento, no pensé que te perdería. Ahora mismo huiría contigo, estaría días sin salir de tu cama, comiendo en ella, haciendo vida en ella, solos tú y yo, justo como ya no es posible.
     Y aquí estoy, sentada en el bar donde nos conocimos, recordando, pensando, reflexionando...llorando, porque ya no volveré a verte. No podré contarte que hiciste que me entraran ganas de volver a vivir, ni tampoco que eres la razón del por qué hay veces que en mi barriga me den una patadita.

La tua ragazza. La tua scrittrice.

Tu día

Cuando nací, un ramo de flores llegó al hospital de la mano de un hombre. Ese hombre, que todas las noches se levantaba cuando éramos unos críos para darnos el biberón y que volviéramos a dormir,  nos quedábamos dormidos en el sofá por las noches y nos llevaba en brazos a la cama con mucho cuidado para que no nos despertáramos. Que se quedaba hasta las 5 de la mañana preparando la noche de reyes, envolviendo todos los regalos junto a mi madre porque lo queríamos todo envuelto y a la mañana siguiente nos despertaba con una cámara de vídeo grabando cómo abríamos los regalos. Nos preparaba el desayuno cada mañana cuando íbamos al colegio y nos intentaba peinar y siempre acababa con una coleta llena de bollos. 
Empieza la adolescencia, y  observa como cambiamos los lápices de colores por el lápiz de ojo,  las noches de cine en casa por quedadas con nuestras amigas, de mandarlo a comprar chuches  a comprar cereales integrales.

Cada vez que tenemos que ir a un sitio que precise un coche, él siempre está dispuesto a llevarnos.
Nos da todos nuestros caprichos, aunque al final se arrepienta de comprarlo, como por ejemplo, una guitarra eléctrica que acabó en el trastero a los dos días y siempre te lo recuerde.
Le gritamos cuando no tenemos lo que queremos, el rencor y el orgullo hacen que no vayamos a pedirles perdón, que estemos enfadadas  y esperemos que sea él quien dé el primer paso. Pero es en esos momentos, cuando hace todo lo posible por estar bien con su hija que recuerdo todo ésto, lo que le hemos hecho sufrir. 
No obstante, no hay mayor felicidad para una hija que el orgullo de su padre. Mi padre, el hombre que más me va a querer en toda mi vida.
La tua ragazza. La tua scrittrice.

lunes, 18 de marzo de 2013

Página 2 Capítulo 1



Se va de la pizzería y durante todo el camino de vuelta piensa en esos ojos tan llamativos mientras algún que otro borracho grita comentarios obscenos, lo cual hace que empiece a imaginarse a ella misma dándole una paliza a los pervertidos de su barrio, ser cinturón marrón de kárate tiene que dar su fruto algún día.      
     Saca la llave y abre la casapuerta. Al entrar huele a comida y  a sudor. A la chica le entra fatiga, pero sube los dos pisos para llegar a su casa. Cuando cruza la puerta, comprueba que su compañera de piso está en el sofá tumbada con su nuevo novio dormido y roncando junto a ella. Vicky se levanta y coge una de las pizzas; está semidesnuda con un moño rubio despeinado. Judith, sin decir nada, se mete en su habitación, arroja la pizza en su escritorio y se tumba en la cama. Otra noche sin cenar. Recoge su larga melena castaña con una coleta, y se quita los tejanos de forma vaga, ya que no se levanta para hacerlo. Sin apagar el iPod, coge un libro y se pone a leer, pero los pensamientos y recuerdos invaden su mente, lo que le impedía concentrarse.      

     Pasan las horas durante esa madrugada. Las sábanas se encharcan de sudor, pues el ventilador parece que no afecta a Judith. Tras una pesadilla se despierta y mira el reloj, son las 7 de la mañana.
-Será mejor que me dé una ducha.- Comenta en voz alta, sin dirigirse a nadie en concreto, pero antes se asoma al salón y comprueba  que Vicky y su novio no estan. Se mete en la ducha sin cerrar la puerta, ya que piensa su compañera de piso se ha ido de fiesta mientras ella descansaba.

      Mientras se enjabona el pelo, un poco de champú moja sus ojos, no ve nada y le escuece muchísimo. En ese instante escucha cómo alguien pasa por el pasillo y se para justo delante de la puerta del baño.
-¡Vicky, si está el tío del sofá contigo cierra la puerta!-Dice mientras intenta aclararse los ojos, sin ver nada. La puerta no se cierra, sino que aquella silueta desaparece.
 Cuando se quita todo el champú de sus ojos color miel y los abre, la primera imagen que visualiza son unos ojos muy grandes, iguales que los del chico de la cafetería. Judith vuelve a cerrar y a abrir los ojos, no hay nada.

      Está amaneciendo y tras vestirse para ir a estudiar a la biblioteca, decide ir a la habitación de su amiga por si le apetece tomar algo para desayunar. Busca por toda la casa. Allí no hay nadie.
-Este calor me está haciendo delirar.
Abre la puerta del armario de la entrada para coger una chaqueta tras tomarse un cappuccino. En ese momento un cuerpo de una chica cae sobre ella. Vicky está muerta, con un corte en el cuello.

domingo, 17 de marzo de 2013

Un amor inigualable

     Cuando llega a casa, es la primera que va a saludarle, se abalanza sobre él y le muestra todo su cariño. Ella lo espera para estar junto a él en el sofá, o para sentarse en la silla de la cocina y observarle, ya que solo con eso,  se contenta.

     Todas las mañanas, lo espera en la puerta de su habitación, para darle la bienvenida que solo él se merece por tratarla como nadie y la recompensa dándole el desayuno. Va al salón y espera a que vaya cada día para abrirle la persiana y poder contemplar la playa, pues es incapaz de hacerlo por sí sola. Por las tardes duerme encima de él, y juegan juntos. A su modo,  le suplica salir fuera de casa para entretenerse, y él, que no se puede resistir, le abre la puerta. Le compra su comida, su agua, sus juguetes...  ha caído en las garras de ella, no pudo hacer nada contra esos ojos verdes que le hacen enloquecer, ni siquiera contra esa piel, tan suave y deseosa de ser acariciada. 
Todo empezó queriéndola echar de casa,  no tenía donde vivir,  no la quería, hasta que pasaron los días y pudo comprobar que había desarrollado un amor que ni él sabía que poseía. Esto se vive cada día, un padre de familia, y una gata que su hija trajo a casa. 

     ¿Cómo se puede querer tanto a un ser que no habla? ¿Cómo es posible que a veces nos sintamos más queridos por nuestras mascotas que por algunas personas? Ellas te dan todo su cariño sin pedir nada a cambio, y nosotros se lo tenemos que devolver de la mejor manera posible, y no abandonándolas cuando nos vayamos de viaje, en una carretera sin saber qué será de ellas. Cuida a los animales, ellos no tienen la maldad interior que tiene el hombre.

La tua ragazza. La tua scrittrice.

sábado, 16 de marzo de 2013

Sueños

     De pequeños todos tenemos un sueño. Ser astronautas, enfermeras, peluqueras... Muchos de nosotros hemos llegado a disfrazarnos de nuestros sueños...en mi caso le corté el pelo a todas mis muñecas, que consiguió que acabara castigada y se me quitaran las ganas de seguir adelante con las tijeras.

     "Los sueños, sueños son." Lo siento pero no opino lo mismo. Cada vez que soñamos por las noches, quiere decir que eso ronda por nuestro subconsciente. Hace muchos años teníamos sueños infantiles  que queríamos que se hicieran realidad y en cierto modo lo conseguíamos cuando nos disfrazábamos de ellos. 

     Pero una vez que somos mayores, ¿por qué se acaban nuestros sueños? ¿por qué solo pensamos en que algo solo es posible si no es difícil conseguirlo? Lo bonito que tiene soñar es que siempre costará mucho hacerse con él, pero esa es la esencia de todo, que nos cueste para que una vez que lo tengamos en nuestras manos, podamos disfrutar muchísimo más.

     "Quien la sigue, la consigue" Esto sí. Desea algo con todas tus fuerzas, lucha por lo que quieres, no te rindas nunca y será tuyo. Desea como un niño y lucha como un hombre. Aunque se interpongan en tu camino, el deseo que tienes como cuando tenías tres años de vida te dará las fuerzas que necesitas.

La tua ragazza. La tua scrittrice.

viernes, 15 de marzo de 2013

Página 1 Capítulo 1



Extraño pero cierto, la soledad se apodera de las calles de París, durante la noche de un caluroso e insoportable fin de verano. Aunque es lo que necesita en ese preciso momento, no escuchar a nadie, solo su música, cerrar los ojos y dejarse llevar, Judith se levanta del césped en el que está tumbada y desde donde se ve perfectamente la figura de la Torre Eiffel. Se sitúa frente a ella y siente como, incluso aquella torre tiene poder sobre ella.     
     Cuando decide emprender camino a su casa, su viejo y desconchado móvil empieza a vibrar. Pensando en quién sería, resulta ser una llamada indeseada. Su compañera de piso, Vicky, le manda a comprar unas pizzas para cenar, pues aun no se ha dignado a preparar nada hasta que su amiga no llegara.
     Viven juntas a causa de los estudios universitarios, pues si tuviera dinero viviría sola, pero con el sueldo que le pagan en la cafetería de abajo de su casa no le llega para pagar un alquiler ella sola, pues sólo tiene ese dinero y el de la beca, que le ayuda a pagarse sus estudios de periodismo.
-Dos pizzas medianas, por favor.-Ella está en la pizzería que se encuentra dos calles más allá de su casa, casi en el extrarradio, no uno de los mejores barrios que  alguien podría pisar.
Se sienta en una de las sucias sillas de la pizzería, esperando que pasaran los veinte minutos que tardaría.          
Casi cerraban el restaurante, pero como es una clienta habitual, la dejan pasar y le hacen el favor de prepararle la cena.  Judith sigue con los auriculares de su iPod puestos, cuando de repente, siente como una figura se sienta a su lado y pide dos cervezas.
-Toma, esta es para ti.-El hombre que está junto a su silla le tiende la cerveza.
-Gracias...-No sabe qué decirle, así que coge la jarra y empieza a beber mientras observa a aquel hombre.
 Comprueba que no supera los 25 años al mirar su rostro, pero su vestimenta dice lo contrario. Él sonré sin mirar a ningún sitio en particular, y ella ve como sus ojos gris oscuro se cierran dándole un aire interesante. Va demasiado bien vestido como para ser de aquella zona de París, una camisa de mangas largas no la lleva cualquier persona que tenga conciencia de la calor que hace fuera del bar.
En ese momento, su pedido está listo para llevar. Se coloca bien la bandolera en la que guarda los libros de la universidad, y coge las dos cajas de las pizzas tras pagarlas.
-Gracias otra vez por la cerveza.-Dice inquieta intentando obtener su atención.
-No hay de qué. Ya me lo devolverás de algún modo.-Aquel chico sigue sin levantar la mirada y se pasa la mano por el pelo desaliñado negro dejándola petrificada.

jueves, 14 de marzo de 2013

Cuento de hadas

Cuando eramos pequeños nos gustaba las típicas películas de la Cenicienta, la Bella y la Bestia,
Pinocho... Pero una pregunta que me estaba rondando en la cabeza, ¿realmente eramos conscientes de los que nos querían transmitir? Bailes, vestidos vaporosos, tacones de cristal o inmensos palacios, todas nos sentíamos princesas con unos simples collares de nuestra madre, o los zapatos que les quitábamos del armario que hacían que fuéramos por toda la casa dando trompicones.
        Una mujer que dedique toda su vida a satisfacer las necesidades de los demás, que nunca se queje, que la maltraten, que sus amigos fueran sus mascotas y dedique su amor a ellos. Un cuento muy antiguo pero que si no me equivoco, hoy día sigue ocurriendo casos parecidos, por no decir iguales. Cenicienta pudo escapar y encontrar a su príncipe, pero ya no hay príncipes libres. Las mujeres que sean una Cenicienta deben huir de ese mundo, despertar, salir a la calle y hacerse respetar, siempre tendrán apoyo,  amor que repartir y alguien que aunque no sea un príncipe, a ella la trataría como una princesa, porque se lo merecen.

     Esto es un grito desesperado, no es una historia más, no puede ser jamás esclava de nadie. Ella debe quitarse la venda de los ojos e ir a luchar, hacer todo lo posible para que Bestia acabe. Acabar con Bestia. Las cicatrices que ella tiene se pueden curar, sus lágrimas se acabarán si todo cambia y se convierte en un espantoso recuerdo. No tienes nada que te ate a él. Eres Bella, no solo por fuera. Te lo mereces todo.
No obstante, este cuento no es esto lo que nos quiere decir, pero parece un buen título para denunciar todas las injusticias que se vive día a día más cerca de lo que nos podemos imaginar.

No juzguemos a nadie por su aspecto, todos necesitan llenarse de amor, sentirse queridos. Tienes que abrirte a las personas que se lo merecen y que así se puedan dar cuenta de lo que vales. Sé sincero, nunca sabes lo que la vida te depara y quién está dispuesto a convertirse en tu príncipe o en tu princesa y regalarte una sonrisa cada mañana.

La tua ragazza. La tua scrittrice.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Una eternidad

Un paseo por la playa, una vuelta en bicicleta, salir a hacer footing... Siempre hay gente que sale de su casa para hacer alguna de estas actividades para despejarse de un duro día. No obstante, aunque no lo creamos, no todo el mundo va inmerso en sus pensamientos, sino que hay personas que se dedican a observar a otras.
 
Una pareja de adolescentes teniendo una pelea en medio de la calle, discutiendo sin disimular ni un poco, un pequeño espectáculo para aquellos que anden aburridos en sus vidas y se puedan entretener.      

Discusiones de jóvenes odiadas por estos, paradójico que personas adultas deseen cambiar sus problemas por cualquiera de los que tienen ellos, ¿tanto cambia la vida a lo largo de los años que queremos lo que una vez nos espantaba?

  Mientras sigo paseando y pensando en si esos chicos solucionarán sus disputas, paso junto a un hombre mayor, de unos 70 años, no muy bien conservado, andando muy lento, y para mi asombro, hablando solo.  Aminoro el paso y escucho qué le está contando a su sombra. En ese instante se me eriza el vello, aquel anciano le estaba comentando a la que un día fue su mujer lo que había hecho durante la mañana. No pude evitar que se me saltara alguna que otra lágrima, y tuve que reprimir las ganas de darle un abrazo. Mientras él miraba de vez en cuando hacia el cielo yo no podía dejar de contemplarle, hasta que emitió una sonrisa y con sus ojos brillantes, le daba las gracias por acompañarle en su paseo diario como hacían hace unos meses, finalizando con un te quiero.
Así me pude dar cuenta de cómo se puede llegar a amar tanto a una persona, pues dudo que esos ancianos no discutieran como lo hacía aquella pareja de adolescentes, pero siempre que ese sentimiento dure más allá de sus vidas, no importa nada más, sólo sabrán que se tendrán el uno al otro para la eternidad.

La tua ragazza. La tua scrittrice.

martes, 12 de marzo de 2013

Un rápido despertar

Un viaje en un bus de cercanías, un pequeño trayecto de no más de 20 minutos. Una ciudad rodeada de agua que me permite perder la mirada en ella y reflexionar sobre todo lo que ocupa mi mente. Estaba viajando en un sueño de historias instantáneas creadas por mi, pero a veces, lo que hace falta es lo que me pasó en ese momento...un camión se sale de su carril pasando demasiado cerca del bus donde yo me encontraba, que a su vez iba por un puente con un simple quita-miedos de barrera que debería impedir que el bus en ese momento se volcara hacia el agua. Puede ser cosa del destino que el conductor hiciera una maniobra impredecible y que ninguna vida acabara en ese momento. Todo esto pasó en menos de 3 segundos,  mientras yo iba inmersa en mis pensamientos, y me desperté, o mejor dicho, me despertó percatándome de la realidad.
  Una buena bronca por parte de tus padres, un guantazo de tus amigas, o una charla intensa de tu pareja, da los mismos resultados que el camión, te hacen darte cuenta de lo que realmente pasa a tu alrededor para que dejes de vivir una vida de engaño, paralela.
           Igual a eso se refieren cuando nos hablan de madurez, darnos cuenta de nuestros errores, de reflexionar y dejar de construir y programar cómo queremos que pase todo y solo dejarnos llevar pero siempre con cabeza hacia la realidad.

La tua ragazza. La tua scrittrice.

lunes, 11 de marzo de 2013

Un pedacito de mi.

Es curioso como en un lugar en el que paso casi todo el día, en el que he imaginado historias interminables, he reído, he llorado, he disfrutado como una niña y he odiado no poder salir de él cuando me lo impedían, me encuentro ahora empezando este sueño, escribir para que alguien lea mis pensamientos o mis historias. En mi habitación rodeada de libros, de diarios escritos, y de mucha fantasía creada por mi, estoy queriendo comenzar algo nuevo, salir de la rutina de todos los días...cada pequeño momento que vivimos repercute sobre nosotros o sobre otras personas. No se si este blog será algo significante para algunos lectores, solo pretendo que, despejéis vuestra mente de los problemas que os rodean o que reflexionéis con lo que leáis y encontréis soluciones a quienes las buscáis. Cada día escribiré como si fuera mi diario, mis reflexiones y pensamientos, pero habrá un día de cada semana que aparezca la historia que tengo en mi mente...¡desea ser liberada!

La tua ragazza. La tua scrittrice.